MARTES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2007
José Méndez Santamaría
Artillería, el Cristo y la Cruz Roja
HA TOMADO actualidad el tema de que el pueblo lagunero, en general, y en particular los artilleros que hoy viven -y posiblemente los militares, sea cual fuere su graduación actual-, siguen añorando el que su Cristo de La Laguna no vaya escoltado con la escuadra de Gastadores del Regimiento Mixto de Artillería nº 93, hasta hace poco tiempo, con sede en terrenos anexos al Real Santuario en la conocida plaza del Cristo en la Ciudad de los Adelantados.
Hace días, el periodista de esta Casa Domingo Barbuzano hacía mención de la conferencia que dio el militar, historiador y escritor D. Juan Arencibia de Torres en la prestigiosa sociedad lagunera Orfeón La Paz, y en los titulares que dan cuenta de la misma leemos: "Juan Arencibia solicita al obispo que los soldados vuelvan a escoltar al Cristo". Luego, el mismo periodista, en la edición del miércoles día 12 de los corrientes, bajo el título de "La promesa de los artilleros", con fotografías de la época incluidas, hace un extenso repaso histórico sobre esta promesa, que no es menester vuelva a repetir.
Como quiera que este modesto escribiente también está de acuerdo con que una tradición y promesa de ese tipo se vuelva a restaurar nos permitimos resaltar, explicar o comentar lo que decimos en nuestro libro "La Cruz Roja Española en la Provincia de Santa Cruz de Tenerife. De ayer a hoy", transcribiendo textualmente lo que indica el Boletín Oficial de la Cruz Roja nº 231, de septiembre de 1921, dando cuenta de la actuación de la Ambulancia de Tenerife en cuanto al embarque de estas tropas.
"La Comisión ofrecióse desde el primer momento a las autoridades militares. Acudió oficialmente a despedir a las fuerzas de la Batería de Montaña. Estableció en el muelle un puesto de socorro al mando del Jefe de la ambulancia Sr. Rojas, prestando asistencia a la esposa de un soldado, accidentada. Ha organizado en el local social, San Lucas, 46, un servicio permanente de información, encargándose de la correspondencia entre las tropas expedicionarias y sus familias y de enviar efectos y metálico, todo gratuitamente: y se halla dispuesta no sólo al servicio de evacuación, sino al de Hospitales de convalecencia.
Al terminar la comida con que fueron obsequiadas las fuerzas de artillería que embarcaron en aquel puerto y que fue servida por distinguidas señoras y bellas señoritas, las Damas de la Cruz Roja repartieron a los soldados paquetes de puros y cigarrillos, dinero y medallas con la imagen de la Virgen".
Los artilleros, bajo la advocación del Santísimo Cristo de La Laguna, regresaron a casa sin ninguna baja. De todos es sabido y conocido el amor de los artilleros al Cristo lagunero; no en vano son, mejor dicho eran, vecinos colindantes.
Ante esto, como creyentes, devotos de ese Cristo Lagunero, al que es poco menos que de obligado cumplimiento el ir a rezarle en diferentes momentos, pedimos modestamente y desde nuestro sentir más profundo que el señor obispo de nuestra diócesis Nivariense dé marcha atrás. Más de un lagunero se lo agradecerá, pero no digamos nada de los artilleros que de una u otra forma pasaron por ese Regimiento o por cualquier otra dependencia donde Santa Bárbara esté presente.
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