En el Ejército español hay 4.300 inmigrantes, en su mayoría colombianos y ecuatorianos. La ley permite un máximo de un 9% de extranjeros, pero en misiones de riesgo llegan al 30%. La Brigada Paracaidista y la Legión son los destinos más comunes.
Con la última reforma efectuada por el anterior ministro de Defensa, José Bono, acometida en diciembre de 2004, la evolución del número de extranjeros en las FAS fue gradual: en ese momento, sólo había 767 foráneos alistados, un 1,8 por ciento del total; un año después, ya eran 1.174; en enero de este año ya superaban los 2.500 y a día de hoy el total es de 4.064 inmigrantes.Una cifra especialmente significativa en brigadas como la Legión y los paracaidistas, las dos unidades punteras del Ejército, donde ya constituyen casi el 30 por ciento de sus soldados, algo provocado por el hecho de que fueran las primeras unidades en admitir extranjeros y las campañas de captación. Su presencia en estas dos brigadas se extiende ya desde los puestos de oficina hasta las compañías que primero parten a una misión.Los países que más soldados aportan son Ecuador, Colombia y Bolivia, y los que menos, Guatemala, Costa Rica y Honduras.El ingreso de un extranjero en las FAS está regulado de manera que sólo puede entrar si previamente ha logrado un permiso de trabajo para España.Para empezar, firman un compromiso de tres años. Durante ese tiempo, si quieren, pueden comenzar a tramitar la obtención de la nacionalidad española.En esta línea, la Ley de Tropa y Marinería recoge que «a los extranjeros que hayan solicitado la adquisición de la nacionalidad española y cumplido los 6 años de servicios se les podrá ampliar el compromiso hasta un máximo de 3 años, sin que en ningún caso puedan suscribir el compromiso de larga duración hasta adquirir esta nacionalidad». Una vez lograda pueden firmar ese compromiso y aspirar a las escalas de suboficial y oficial.Una profesión con ventajasSer inmigrante e ingresar en el Ejército es una buena opción si lo que se persigue es tener una vida estable en España con todas las garantías legales. Tiene sus ventajas, no sólo para la renovación del permiso de residencia, sino también para conseguir reagrupar a la familia que se ha quedado en el país de origen y conseguir la nacionalidad española. Renovar la residencia exige requisitos que cualquier soldado profesional podría acreditar, como son no ausentarse del territorio español durante más de seis meses de forma continuada, carecer de antecedentes penales y haber cotizado a la Seguridad Social un mínimo de 180 días al año. Traerse a la familia también es fácil. La Administración exige demostrar medios económicos suficientes, y un soldado puede hacerlo porque «haber cotizado en la Seguridad Social en la función pública se considera una garantía suficiente», dicen expertos en inmigración de la Confederación Española de Policía.A la hora de obtener la nacionalidad, que un iberoamericano tarda en tramitar dos años (10 para el resto de extranjeros), la pertenencia al Ejército avala por sí sola su arraigo social en España y los medios de vida suficientes que se exigen por el contrato fijo del que disponen.Modelo 'made in USA' De manera voluntaria o involuntaria se está imitando desde el Gobierno el modelo importado de EEUU: el presidente Bush firmó en julio del 2002 una orden por la que se podía solicitar la ciudadanía todo aquel que sirviera en las Fuerzas Armadas durante "la guerra contra el terrorismo".Estudios del Centro Pew Hispánico, constataron recientemente que los inmigrantes latinos componen el 9,5% de las FAS de EEUU, pero en que resultan ser el 17,5% del total en “zonas de conflicto”.Fuentes: La Razón, El País, Agencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario