Soldados españoles salen ilesos de un ataque talibán con armas y granadas
Aparecido en ABC
PALOMA CERVILLA. MADRID.
PALOMA CERVILLA. MADRID.
Un grupo de veintisiete soldados españoles tuvo ayer que hacer frente a un ataque talibán con granadas y armas ligeras a unos noventa kilómetros de su base en la localidad de Qala i Naw. En la emboscada murieron tres soldados del Ejército Nacional Afgano, al que acompañaban los españoles en una misión de apoyo para evaluar la situación de seguridad de la zona y actualizar el despliegue de las Fuerzas de Seguridad afganas.
Éste es el segundo ataque que sufren las tropas españolas en un mes -el anterior fue el 24 de julio- mientras realizaban la misma misión de apoyo a los afganos y, hasta ahora, se desconoce el origen de la emboscada, aunque no se descarta que proceda de algún grupo insurgente talibán, señores de la guerra o narcotraficantes.
En la anterior ocasión, el ataque fue a unos cuarenta kilómetros de Qala i Naw, donde España lidera un PRT (Equipo de Reconstrucción Provincial), concretamente en Darreh-ye-Bun, mientras que ayer fue en la ruta que une las localidades de Bala Murghab y Ghormach.
Apoyo aéreo
La patrulla estaba formada por unos cuarenta militares afganos y los soldados españoles se vieron obligados a pedir apoyo aéreo a la ISAF, la fuerza internacional integrada por varios países que actúan en la zona bajo mandato de la ONU, para provocar la dispersión de los agresores.
Tras el ataque, que se produjo a las seis de la mañana (hora española), se tuvieron que adoptar una serie de medidas, necesarias para proteger a los efectivos que aún permanecían en la zona, antes de proceder al repliegue a Bala Murghab. Una vez estabilizada la situación, los militares afganos heridos fueron evacuados a las bases españolas de Qala i Naw y Herat.
La reiteración de este tipo de ataques, en la misma zona, pone de manifiesto el alto riesgo de la misión que realizan los aproximadamente 700 militares que continúan en la zona. La mayor parte de estos soldados, unos 300, se encuentran en la Base de Apoyo Avanzado de Herat, mientras que unos 180 están integrados en el PRT con base en Qala i Naw.
Junto a las labores de reconstrucción de la zona, los soldados españoles también realizan una misión de apoyo para la mejora de la seguridad, en muchas ocasiones, en colaboración con el Ejército afgano. Y es en esta actividad en la que se están detectando, en el último mes, el aumento del riesgo para el contingente español y el del resto de los países que forman parte de las fuerzas desplegadas por Naciones Unidas.
Este repunte de la violencia coincide con la advertencia que ya realizaron responsables de la OTAN y del Gobierno español, quienes reconocieron que, con el verano, se podría producir un rebrote de las acciones criminales. De hecho, la OTAN lanzó una ofensiva en la zona sur de Afganistán, donde hay mayor presencia de talibanes, que provocó el desplazamiento de estos hacia el norte.
La mayor presencia de talibanes en la zona provoca que, cuando las tropas españolas tienen que salir de su base para acompañar al Ejército afgano, sufran este tipo de ataques de la insurgencia, que tienen que repeler a tiros.
Con ésta, son ya doce las agresiones que han sufrido las tropas españolas en el último año, desde que el 16 de abril de 2006 fuera atacada con disparos de arma ligera una patrulla de la Legión en Herat.
Sin embargo, la peor consecuencia para España de su presencia en Afganistán ha sido el fallecimiento de tres soldados. El primero fue el soldado paracaidista Jorge Arnaldo Hernández, que murió al estallar una mina anticarro al paso del blindado que ocupaba, causando heridas leves a otros militares.
Fallecidos
El segundo fallecimiento fue el de Idoia Rodríguez, la primera mujer que muere en una misión internacional. Su fallecimiento se produjo como consecuencia del estallido de una mina al paso de un convoy integrado por cinco vehículos BMR con unos cuarenta militares españoles. El atentado se produjo en la provincia de Herat, concretamente en las inmediaciones de Shindand.
Finalmente, el tercer fallecido ha sido el sargento Juan Antonio Abril Sánchez, aunque su muerte no fue consecuencia de ningún ataque, sino de un trágico accidente, al volcar el vehículo todoterreno en el que realizaba una patrulla de reconocimiento.
Al margen de estos tres fallecidos, hay que recordar a los diecisiete militares que, en agosto de 2005, murieron al estrellarse un helicóptero «Cougar».
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